domingo, 18 de julio de 2010

Mercado de la Plaza Mayor ( de Marcelino Cuevas)...

La gastronomía y el mercado de la Plaza Mayor
Los mercados semanales de los miércoles y los sábados son el mejor escaparate para los productos de León

18/07/2010 MARCELINO CUEVAS



La mayoría de los cocineros que ejercen en León dicen siempre que lo suyo es la cocina de mercado, que sus cartas cambian cada temporada con la llegada de los distintos productos de la tierra. El planteamiento es estupendo y muchos de estos profesionales lo llevan a rajatabla. Así los productos leoneses tienen cada vez más preponderancia en la nueva cocina, en esas misteriosas recetas que consiguen conservar los sabores tradicionales a pesar de todas las innovaciones, de todos los guiños a la técnica que contienen.

Pero, siempre tiene que haber un pero, no solemos encontrarnos con los cocineros de estas tierras visitando nuestros mercados de los miércoles y los sábados. Los chef de los diferentes restaurantes prefieren comprar por teléfono. Naturalmente tienen unos proveedores de confianza que les aseguran unos productos de primera calidad y en su punto justo. Pero sería bonito encontrarse con algunos de ellos visitando los diferentes puestos instalados en la Plaza Mayor, incluso en los alrededores de la Plaza del Conde Luna, observando el producto, pidiendo precios e, incluso, regateando con los agricultores de la provincia que han decidido poner a la venta su producción como se hace desde hace muchísimos años. Lo cierto es que los tradicionales mercados semanales de la Plaza Mayor han perdido mucho carácter. Ya no es una clara mayoría la que ofrece los frutos de la tierra directamente del campo al consumidor capitalino. Hoy buena parte de los puestos que funcionan están a cargo de revendedores que han comprado los productos a primera hora de la mañana en los almacenes y que después los ofrecen en el mercado. Pero aún quedan frutos de temporada que tienen su mejor escaparate en la vieja plaza, por ejemplo los espectaculares pimientos de Fresno de la Vega, los tomates de Mansilla, cultivados a la sombra de sus históricas murallas, cebollas, berzas, lechugas, manzanas, ciruelas, cerezas, peras-¦ y esos pollos y conejos de corral que son una auténtica delicia y que solamente aquí se pueden encontrar con alguna garantía.


Otros vendedores.

Además, en estos tiempos han aparecido otros vendedores que completan la oferta gastronómica y que hasta hace algunos años no se asentaban ante los antiguos soportales, son los vendedores de embutidos, de queso e, incluso, de bacalao. El mercado cobra así nuevas perspectivas y el ama de casa que, tirando de su carrito de la compra, se acerca al mercado puede satisfacer la mayor parte de las necesidades de su hogar en un solo viaje. Mirando con un cierto acento romántico el mercado se echan de menos las lecheras de las riberas del Torio, que con la madrugada llegaban en sus burros a la calle de San Pedro, para dejar los animales en las cuadras allí existentes y después recorrer la ciudad piso por piso con sus lecheras colgadas del brazo. Al final, si les había sobrado leche, venían a venderla a la Plaza Mayor, justo en la esquina donde estaba la famosa ferretería de Los Valencianos, ya desaparecida.


Puestos nada tradicionales.

Digamos finalmente que no nos gusta en absoluto el aluvión de puestos de venta de ropa y otros productos que desvirtúan el mercado tradicional y que le otorgan un toque nada interesante de rastrillo de ocasión. Sucedió por cierto con el rastro de los domingos, que al principio estaba destinado a las antigüedades y a elementos viejos y que al final se convirtió en el centro comercial más grande de León. Bien hicieron llevándoselo a Papalaguinda primero y al solar de Clarés después. Quizá hubiera que hacer lo mismo con estos puestos que nada tienen de tradicionales. Y terminaremos deseando que los cocineros de León se muestren por la Plaza Mayor y que lleven a las mesas de sus restaurantes los mejores productos de estas tierras.