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Cuatro años de la academia de León
Sus cincuenta académicos preparan libros, participan en ferias y convenciones y, sobre todo, divulgan las excelencias de la buena mesa leonesa
18/04/2010 MARCELINO CUEVAS
La Academia de Gastronomía, en su versión leonesa, cumple cuatro años a pleno funcionamiento, aunque su trayectoria es más dilatada, según cuenta su presidente Ramón Villa: «Al principio hubo momentos difíciles porque otras academias ya existentes, como las de Valladolid y Salamanca, pretendían que en la comunidad solamente hubiera una que las agrupara a todas, sin prestar atención a las diferencias que existen entre la provincia de León y todas las demás». Villa prosigue: «Yo soy amigo personal de Rafael Ansón, el presidente nacional y creador de esta asociación de buenos gourmets, una amistad que viene de mis colaboraciones con él en libros importantes dentro del mundo de la gastronomía, como el dedicado al vino, por el que me concedieron el Premio Nacional por las ilustraciones. El presidente de la Academia de Gastronomía de León asegura que Ansón tuvo claro desde el principio que León era diferente. «La creación de la Academia Leonesa, se gestó en un viaje mío a Madrid en el que coincidí con Ansón en un momento en el que la institución quería llegar a todas las provincias de España, y me pidió personalmente que me encargará de su creación en León, como así hice en lucha sobre todo con la Valladolid, que quería ser protagonista en toda la comunidad».
Los problemas se solucionaros especialmente porque Ramón Villa pudo demostrar que en León tenía poco sentido agruparse en una academia de Castilla y León. Por fin, en mayo del 2006, las cosas se aclararon. «En ese momento nos dejaron caminar solos y así lo hicimos, con la colaboración de la ahora vicepresidenta Isabel Mijares, y con la ayuda de la Casa de León en Madrid. Entonces comenzó la etapa de buscar académicos, cosa que teníamos fácil, porque hay muchas personas interesadas por la buena mesa. En las academias no pueden estar los cocineros, pero si empresarios de todo tipo, profesionales de todas las ramas-¦ siempre gente interesada en el mundo gastronómico», explica.
Letras. Los académicos, como los de la Real Academia de la Lengua, tienen asignada una letra cada uno y están a punto de llegar al medio centenar. «Sí -”dice Villa-” no queremos que la Academia se convierta en algo multitudinario. Por eso seleccionamos mucho a las personas que quieren convertirse en miembros de ella. Creemos que los cincuenta es el número ideal, con más asociados habría problemas con los restaurantes y dejaríamos de conocernos todos, que es también una premisa primordial para el buen funcionamiento de la Academia».
Los académicos deben pagar una cuota anual, que se cobrará a partir de este año y que es de 100 euros y tienen sus obligaciones, como cuenta su presidente. «Deben defender la identidad gastronómica leonesa, nuestros productos, nuestros restaurantes y nuestra historia culinaria. También conocer, divulgar y ensalzar las denominaciones de origen que valoran a los productos de León, con una especial mención para los vinos del Bierzo y de Prieto Picudo. También deben dar a conocer las rutas gastronómicas más interesantes de la provincia».
La Academia Leonesa de Gastronomía tiene entre sus proyectos más inmediatos la publicación de varios libros, especialmente sobre los vino y sobre los restaurantes de la provincia. «También participamos en la redacción de la conocida guía Repsol, a la que enviamos nuestras calificaciones, que a partir de este año se tendrán rigurosamente en cuenta, ya que hasta ahora pasaban por el filtro de Valladolid y no reflejaban perfectamente nuestras opiniones».
Villa quiere que quede claro que el académico no critica, el académico comenta. «El académico tiene derecho a firmar como tal en sus colaboraciones con los medios de comunicación, incluso tendría el tratamiento de ilustrísimo, porque así está reconocido.
Una entidad en marcha cuyos frutos solamente podrán verse a partir de este momento.
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